Cada mañana del 24 de junio, los fontaniegos y fontaniegas celebran San Juan de una manera especial, reuniendo las antiguas tradiciones relacionadas con el agua y las flores, matizadas con características propias de la idiosincrasia del pueblo.
Los vecinos y vecinas montan pequeños altares dedicas al Santo por las calles del municipio, que se decoran con flores y mantones de manila bordado, ajuar de cerámica y metal, con estampas de Santos y el vaso con el agua y el huevo.
El altar lo preside normalmente una imagen de San Juan, y al pie del altar se sitúa un barreño de barro con agua y pétalos de flores para que los vecinos y visitantes se mojen la cabeza y así, según cuenta la tradición oral, evitar los resfriados y males mayores.